BOA
Jardin Botanico de Barcelona.
Fotos: Adrià Goula

Como se puede transformar un espacio en tres horas? Cómo puede un gesto modificar la percepción de un espacio, tan solo por una noche y sin dejar rastro al día siguiente?
El proyecto es una intervención mínima, basada en la colocación de unas mesas, que pretende alterar de forma significativa la percepción de un espacio consolidado y de notable valor arquitectónico. Esta intervención es un solo trazo, que acompaña y refuerza los atributos del espacio existente, aunque con su forma y idiosincrasia pretende generar una nueva lectura de este espacio.


Así, las mesas construyen un objeto en forma de serpiente que se contornea junto al agua, en una sola línea. La iluminación es clave en el proyecto; una “plantación” lineal de velas perfila el eje zigzagueante de este cuerpo que se inserta entre la vegetación. El vaivén discontinuo de la luz, con las velas consumiéndose y marcando los tiempos de esta intervención, son realmente la calve del proyecto. La dimensión de la vela ha sido calculada para el tiempo específico que la velada debe durar; la invitación (casi obligación) a los comensales para que sean parte activa de este proceso, con el continuo encender y apagar las velas según la brisa, es una voluntad a priori para que esta luz fugaz se convierta realmente en el marcapasos de una instalación necesaria y voluntariamente efímera: la celebración de una boda en el jardín botánico de Barcelona.

 

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